En los años previos a los
antibióticos, comúnmente se usaban gusanos (
larvas) de mosca para tratar heridas o
úlceras y prevenir o detener la expansión de la necrosis. Esta práctica se basa en que algunas especies de gusanos consumen sólo carne muerta, sin afectar al tejido viviente circundante. Ha caído en desuso desde la aparición de los tratamientos de heridas con antibióticos y
enzimas. En los últimos años, sin embargo, la
terapia con gusanos ha recuperado credibilidad y es empleado en ocasiones con gran efectividad en casos de tejidos con
necrosis crónica.
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