La República Democrática de Timor Oriental (o Timor Leste) (tetun: Republika Demokrátika Timor Lorosa'e; portugués: República Democrática de Timor-Leste) es un país del sudeste de Asia, que consiste en la mitad oriental de la isla de Timor, las islas vecinas de Atauro y Jaco, y también Oecussi-Ambeno, un enclave político de Timor Oriental situado en el lado oeste de la isla, rodeado por Timor Occidental que forma parte de Indonesia.
Llamado anteriormente Timor Portugués, el país fue invadido por Indonesia en 1975, que la ocupó hasta 1999. Después de un referéndum de autodeterminación patrocinado por la ONU, obtuvo la total independencia el 20 de mayo de 2002. Los portugueses fueron los primeros europeos en llegar al área, en 1512, en busca de madera de sándalo (que era usado para la fabricación de mobiliario fino y en perfumería) ya que abundaba en esta isla. Con la llegada al trono de Portugal de Felipe II, Rey de España, los españoles ejercieron el dominio sobre la isla durante unos 60 años usándola de posición estratégica contra los intereses coloniales de las Provincias Unidas (actual Holanda). Durante cuatro siglos los portugueses usaron el territorio para fines casi exclusivamente comerciales, explotando los recursos naturales de la isla sin apenas avanzar en la colonización del territorio. No fue hasta la década de 1960 cuando la capital Dili dispuso de luz eléctrica y hasta la década siguiente cuando dispuso de agua potable, alcantarillado, escuelas y hospitales. El resto del país, sobre todo en las áreas rurales, continuaba atrasado.
Después de la Revolución de los Claveles en Portugal, la isla decidió independizarse de la metrópoli en agosto de 1975, pasando el poder a manos del FRETILIN (Frente Revolucionario de Timor Leste Independiente), que proclamó la república el 29 de noviembre del mismo año. Pero esta independencia duró poco. Los lideres de partido FRETILIN son Nicolau Lobato, Marí Alkatiri, Vicente Reis (SAHE), Coni Santana y Ramos Horta. El general Suharto, gobernante de Indonesia, mandó tropas del ejército a invadir la isla. El 7 de diciembre, los militares indonesios desembarcaban en Dili, ocupando todo Timor, a pesar del repudio de la Asamblea General de la ONU. Estados Unidos, bajo el mandato de Nixon y Kissinger, apoyó esta invasión vendiendo armas a Indonesia, y Australia también aprobó la invasión.[1]
La ocupación militar indonesia en Timor Oriental forzó que el territorio se convirtiera en la 27ª provincia de Indonesia. Una política de genocidio resultó en una gran masacre de timorenses. Centenares de aldeas fueron destruidas por los bombardeos del ejército indonesio, ya que fueron utilizadas toneladas de napalm contra la resistencia timorense. El uso de este producto quemó buena parte de los bosques del país, limitando el refugio de los guerrilleros en la densa vegetación local.
En 1989, Indonesia ayudó relativamente al territorio, debido a su total aislamiento con éste. En el mismo período, el gobierno indonesio inició programas de desarrollo social, como la construcción y reparación de escuelas, hospitales y otros edificios, para promover una buena imagen con los timorenses.
La visita del papa Juan Pablo II a Timor Oriental, en octubre de 1989, fue marcada por manifestaciones pro-independentistas, que fueron duramente reprimidas. El 12 de noviembre de 1991, el ejército indonesio disparó contra las personas que homenajeaban a un estudiante muerto por la represión, en el cementerio de Santa Cruz. Cerca de 200 personas murieron en este hecho; otros manifestantes murieron en los días siguientes, "cazados" por el ejército indonesio.
La causa de la independencia de Timor Oriental tuvo mayor repercusión y reconocimiento mundial con la atribución del Premio Nobel de la Paz al obispo Carlos Felipe Ximenes Belo y José Ramos-Horta en octubre de 1996. En julio de 1997, el presidente sudafricano Nelson Mandela visitó al líder del FRETILIN, Xanana Gusmão, que estaba en prisión. La visita hizo que aumentara la presión para que la independencia se realizara a través de una solución negociada. La crisis económica en Asia, en ese mismo año, afectó duramente a Indonesia; y el régimen militar de Suharto comenzó a sufrir diversas presiones con manifestaciones cada vez más violentas en las calles. Estos actos llevaron a la renuncia del general en mayo de 1998.
Los gobiernos de Portugal e Indonesia llegaron a negociar la realización de una consulta popular, bajo la supervisión de una misión de la Organización de las Naciones Unidas. Viendo que Timor Oriental estaba dispuesto a lograr una independencia, un ala radical del ejército indonesio reclutó treinta milicias armadas locales para esparcir el terror entre la población. A pesar de las amenazas, más del 98% de la población timorense fue a las urnas el 30 de agosto de 1999, para votar en la consulta popular, el resultado apuntó que el 78,5% de los timorenses escogería la independencia. Las milicias, protegidas por el ejército indonesio, desencadenaron una violencia indescriptible antes de la proclamación de los resultados. Hombres armados mataban en las calles a las personas sospechosas de haber votado por la independencia. Millares de personas fueron separadas de sus familias y colocadas a la fuerza en camiones, con destino desconocido. Los extranjeros fueron evacuados, dejando Timor entre la violencia de los militares y de las milicias indonesias.
La ONU decidió crear una fuerza internacional para intervenir la región. El 22 de septiembre de 1999, los soldados de la ONU entraron en Dili y encontraron un país totalmente incendiado y devastado. Gran parte de la infraestructura de Timor Oriental fue destruida y el país estaba casi devastado. Xanana Gusmão, líder de la resistencia timorense, fue liberado enseguida.
En 14 de abril de 2002, los orientatimorenses fueron nuevamente a las urnas para escoger el nuevo líder del país. Las elecciones consagraron a Xanana Gusmão como nuevo presidente timorense y el 20 de mayo de 2002, Timor Oriental alcanzó su independencia total.
En 2006, una grave crisis política estalló en el país. Cerca de seiscientos soldados desertaron y se produjeron combates civiles, robos, manifestaciones y asesinatos. Gracias a la intervención de fuerzas internacionales en junio de ese año, comenzó a regresar la estabilidad del país. La crisis terminaría con la renuncia del primer ministro Mari Alkatiri, siendo sucedido en su cargo por el Premio Nobel de la Paz y ex canciller José Ramos-Horta.
Gusmão decidió convocar a nuevas elecciones presidenciales, cuya segunda vuelta realizada el 9 de mayo declaró como vencedor a Ramos-Horta con más de un 70% de los votos, asumiendo el cargo de Presidente el 20 de mayo siguiente. Gusmão quedó con el cargo de primer ministro.
El 11 de febrero de 2008, el presidente Ramos-Horta y el primer ministro Gusmão sufrieron atentados en su contra; si bien Gusmão salió ileso, el jefe de Estado recibió un impacto de bala en el estómago por lo que debió ser trasladado a Darwin, Australia. La situación obligó al gobierno orientatimorense a decretar estado de emergencia y toque de queda.
Nuestras abuelas en el paseo.
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