HOY se cumplen ciento doce años de la inauguración de la luz eléctrica en el hall del Teatro Municipal de Santa Cruz de Tenerife, hoy teatro Guimerá, gracias a la solicitud que hizo Miguel Brito Rodríguez algunos meses antes al Ayuntamiento capitalino para poder instalar su cinematógrafo Lumiere y ofrecer al público la primicia del cine en Canarias (ello se recoge en las actas del ayuntamiento del 28 de febrero de 1898). Y así, en la noche del 19 de marzo, según recogen los periódicos de la época, Brito proyecta varias películas. Dado el éxito alcanzado por las mismas, se prolongan hasta el día 24, aunque la primera proyección la realiza Miguel Brito (tenía 22 años de edad) el 13 de febrero, o sea, un mes antes, en el Salón de Variedades situado en los bajos del Círculo Mercantil, pensando que se tardaba en colocar los conductores de luz por él solicitados en el aludido Teatro Municipal. No obstante, cumplió lo acordado siendo una novedad para el público de Tenerife. Entre las películas exhibidas estaban "Los siete pasos de la Pasión de Jesús" y "Noche toledana". El 24 de abril se traslada a su Isla natal, Santa Cruz de La Palma, y allí repite las proyecciones cinematográficas tanto al aire libre como en locales cerrados.
Por todo ello, Miguel Brito Rodríguez es considerado el primer cineasta de Canarias. Lo mismo había hecho con el kinetoscopio (1897) y con el fonógrafo, el primero en el Círculo Mercantil de Santa Cruz y el segundo, en el Casino El Porvenir, en La Laguna. También los mostraba durante las fiestas locales de pueblos y ciudades de Canarias.
En 1900, la reina regente, María Cristina, le concede el título de Fotógrafo de la Casa Real y se hace acreedor al mismo cubriendo la visita que realiza a Canarias el rey Alfonso XIII en 1906. Me consta que, aparte de las fotos sueltas, por lo menos existían dos álbumes, uno que se envía a Su Majestad al Palacio de la Granja, en Segovia, y otro de la colección particular de Brito, este último quizás perdido junto a piezas importantes que coleccionaba (libros, revistas, cartas, trajes militares y eclesiásticos, proyectores, etc.) en el hundimiento de un sótano en la casa de su viuda, Blanca Rosa Padilla Cabrera, donde se almacenaban.
Recordemos que Brito fue un hombre entregado a los avances de la fotografía, el cine, la medicina, etc., viajando a donde hiciera falta para conseguir y perfeccionar los aparatos innovadores del momento y traerlos a Canarias para mostrarlos a sus coetáneos, algunos para aliviar y mejorar dolencias y enfermedades.
Brito fue escritor, poeta, actor, tramoyista, educador, grabador, fotógrafo, cineasta y un largo etc., por lo cual su larga vida, 96 años, quedó vinculada a la cultura, principalmente en Tenerife, donde vivió la mayor parte de su vida y en su isla natal, La Palma, donde residió por temporadas y dejando en ambos sitios un extenso legado material (veinte mil placas fotográficas, kinetoscopios, cinematógrafos, documentos, etc.) y otro espiritual, manifestado en saber transmitir sus inventos y vivencias para que llegaran a nuestros días.
Hemos solicitado a Cultura, en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que, como dentro de pocos días se procederá a la reapertura del teatro Guimerá, se coloque en el hall del mismo una placa que recuerde la efeméride del 19 de marzo de 1898, y de esta manera sencilla, como sencilla fue la vida de Miguel Brito, quede para los de ahora y para las generaciones futuras el testimonio de los dos eventos: la luz eléctrica y el cine, ambos tan ligados al avance de los pueblos y de la cultura. Gracias, Miguel.
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